jueves, febrero 21, 2008

La otra cara de la moneda

Aquí tenemos la otra cara de la moneda del sistema actual. Está claro que hablo de puntos de vista extremos, que hablo de situaciones contrapuestas, pero aquí podemos reflejar con claridad en que puede desembocar este sistema mal entendido, peor desarrollado, cuyas consecuencias son peligrosas.

El hermano costalero se siente con un poder que no debería habérsele otorgado nunca, se siente en posesión de algo imprescindible, cree que le devoción es un escudo y una excusa que le otorga una capacidad distinta. Se evoca al sentimiento para tener algo que no está al alcance del resto de los hermanos de la Hermandad, se evoca al sufrimiento mal entendido para permitirse el lujo de exigir privilegios que nadie debe concederles.

Los costaleros están al servicio de sus capataces y éstos de la Hermandad. La devoción no aporta fuerzas, tampoco las resta, pero lo importante en un costalero es el orden, la disciplina, la solidaridad, la entrega y la capacidad de sufrimiento. Aquel que aboga por un sistema distinto es aquel que tiene privilegios por encima de los demás, aquel que gusta de un sistema distinto es el que sabe que no está en igualdad de condiciones...aquel que sea costalero, le debe respeto a los de alante y a sus compañeros y sólo querrá y defenderá el trabajo bien hecho.

No comprendo como aquellos que apelan a la devoción de una imagen pueden armar tanto revuelo por un cambio en los de negro, ¿la devoción no era en los de arriba? ¿qué más da quien esté delante?, eso les hace parecerse a muchos otros que desprecian.

La dinastía Ariza está al frente de los pasos de San Esteban intentando hacer un trabajo alabable, y la devoción a las imágenes se les ha vuelto en forma de ira por lo de abajo. Capataces que gracias a su forma de ser y su trabajo tienen costaleros de sobra para llenar cualquier paso están luchando para conseguir que el sentimiento a unas imágenes no sea sinónimo de animadversión hacia ellos. Gracias que este año las aguas están menos revueltas, pero me sorprende como la pérdida de protagonismo de algunos se esconde bajo el concepto de la devoción para conseguir de nuevo los privilegios perdidos. Ojalá tanto Pepe y Rafael, maestro y décanos de los capataces de Sevilla, junto con Rafalito, cabeza visible de la cuarta generación, consigan hacerles ver que ellos no atentan contra nadie, si no que dignifican un oficio con su trabajo.



Hacerles ver a un grupo de personas que como son unos privilegiados deben pagar, les hace creer que tienen más derechos de los que se merecen. Un costalero lo debe ser debajo del paso, y un hermano en la Hermandad, alguien que sea hermano costalero debe discernir las obligaciones y derechos que tiene por ser hermano y las que tiene por ser costalero y mientras no sea así este sistema está destinado a fracasar...si es que alguna vez ha la idea teórica pura de las cuadrillas de hermanos costaleros ha sido un éxito, o es más, si es que alguna vez han llegado a existir como la teoría defiende.


.

4 comentarios:

José Antonio dijo...

Tal vez el secreto para encontrar una estabilidad duradera en este mundillo sea encontrar un término medio entre la situación de los antiguos profesionales y la realidad de las "privilegiadas" cuadrillas de hermanos. Cualquier otra cosa traerá más conflictos de los estríctamente necesarios.

DelaSantaCruz dijo...

Plantea la alternativa que piensas, este tema puede ser interesante, participad!!xD.

José Antonio dijo...

Acepto que me vistan de "uniforme", acepto la obligación de ser hermano con el gasto que ello supone de anualidad y papeleta de sitioy, acepto que la cuadrilla no es del capataz sino de la hermandad. Del mismo modo no estoy dispuesto a aceptar ingerencias técnicas de la junta de gobierno en el trabajo de capataces y costaleros y creo que al igual que ocurre con los nazarenos el lugar dentro de la cofradía, en este caso de la cuadrilla, se debe respetar escrupulosamente (para evitar casos como la expulsión ocurrida en Panaderos). Me parece fuera de lugar que a los costaleros se les "invite" a participar de un modo forzoso en rifas, cenas, cultos y demás actos. Éstos aunque en su mayoría son beneficiosos para la vida de la cuadrilla y su cohesión deben ser voluntarios como lo son aquellos que van dirigidos al resto de componentes de la hermandad.

Por encima se me ocurre que este puede ser un punto de partida aceptable. Acepto sugerencias, es más las deseo.

Un abrazo.

José Antonio dijo...

Se me olvidaba, la imposición de exclusividad de ciertas hermandades está totalmente fuera de lugar. Una mamarrachada completa.