lunes, marzo 24, 2008

Crónica de un Semana, sin duda, especial

Semana Santa 2.008


Una Semana más para cumplir el tópico de que todas son especiales, si se repiten hechos y otros son diferentes, lo que está claro que los sentimientos siempren sufren variaciones y este año no ha habido excepción. Circunstancias personales y la maldita agua, a la que parece que nos estamos acostumbrando, hace de los Siete días del 2.008 una Semana que siempre recordaré.

Pero también han pasado por mi mente momentos emotivos, emocionantes, sensaciones que se veían inundadas por una ilusión inmensa, experiencias nuevas, aprendizaje, honor, orgullo, gloria, satisfacción y una inagotable lista de sensaciones que hace que esta Semana siempre sea la mejor del año, sin excepción, porque nunca podrá vencer la pesadumbre y la tristeza en estos Siete días mágicos que tiene el año.

Me cuesta escribir, recordar momentos que forman parte del pasado reciente me hace ver que se ha acabado, el síndrome post-Semana Santa es una losa que cuesta trabajo asumir, y sobretodo, porque este año ya os digo, ha sido distinto.

Distinto fundamentalmente porque mi Hermandad, aquella que no reconozco, se ha quedado en su Parroquia, el agua este año me ha castigado con el peor delito que puede cometer, ha dejado dentro de su Iglesia a la Madre que vi desde que nací y con la que crecí a lo lejos. Después de sesenta y siete años ininterrumpidos desde su fundación la Hermandad de Excombatienes, aquella que puebla Ayamonte todos los Miércoles Santos se ha quedado en casa para desgracia de sus hermanos y de los ayamontinos.

Es un recuerdo que no se podrá borrar, para alegría de muchos y tristeza de unos cuantos, este año nos tocó a nosotros también...supimos lo que es sufrir las inclemencias del agua, ahora, eso sí, como siempre hace esta Hermandad, con una elegancia impropia del pueblo en el que se encuentra.

El consuelo, que son sesenta y ocho años sin mojarse.

Pero no todo es este recuerdo, más días tiene la Semana, y el principio siempre es esplendoroso, apabullante, exultante y ejemplar. El Domingo de Ramos la Cena traspasa la puerta de los Perdones para que los pies de Dios pongan al misterio de la Eucaristía en la calle y bauticen como Santa cualquier calle que pisan. Porque este año era para mi especial y rompedor con todo mi pasado, El hizo de esas apenas cinco horas y poco más otro aporte a la leyenda que forjan los costaleros de la Cena.

Rodeado de amigos y de mi familia, a pesar de lo que ambos grupos tenemos en contra en nuestra Hermandad y fuera de ella, demostramos que hoy en día ser costalero de la Cena es sinónimo de una conjunción especial e inigualable y que cada año que pasa los que tenemos la suerte de llamarnos costaleros de la Cena saldremos sonriendo por sentirnos privilegiados al formar parte del ambiente que nosotros hemos creado, del ambiente que sólo nosotros conocemos, aquel que nos hace entender el porqué se considera un honor ser costalero a las órdenes del Tri, el porqué se considera un honor poder levantar un paso al cielo de los cielos cada vez que se tiene la suerte de poder escuchar la orden que ese martillo te graba en la mente...fuerte pa`rriba como si fuera la última.

El Lunes este año fue distinto, sin duda que mereció la pena, por lo visto y por el trato recibido, aquel que lea mi blog sabrá la admiración que tengo hacia el misterio de Eucarítico de Jerez, y si los vídeos hacían presagiar un derroche de elegancia costalera, el directo lo corroboró. Merece la pena, todo aquel que sea aficionado a la trabajadera debe ver en directo ese misterio.

Vía Parneta nos presentamos en Sevilla para vivir un Lunes Santo atípico por la primera parada, pero que sin duda fue más que satisfactorio. Un año más elegancia a raudales en el Beso, clasicismo con las Penas de San Vicente y su siempre esperada Marcha Funebre, espectación en Santa Marta, sorpresa con el Museo y poderío en Triana con el Caifás.

El día siguiente comenzó igual que el año anterior, viviendo la explosión de júbilo de un barrio, que este año si pudo mostrar a la Catedral el compromiso natural que tienen con la Hermandad. Andando con un estilo impactante y elegante se presentó el Cristo del Cerro en la Plaza Nueva demostrando que no sólo cuadrillas de renombre pueden llevar por bandera el signo del clasicismo y la maestría. Ver los Javieres es sinónimo de progresión, de acierto con el estilo de andar de ambos pasos y de seguridad de ver algo que está más que bien hecho. Observar a San Benito es confirmar que lo espectacular de dos de sus pasos es cuando están parados y que el Crucificado lleva un compás difícil de igualar. Ir a la Cuesta del Rosario a ver los Javieres y San Esteban es correr el riesgo de ver en pocos instantes como hacer y como no hacer las cosas, para después subirse a una nube y ver el palio, para mi, más espectacular que pisa las calles...la entrada del palio de Estudiantes en el Rectorado y su posterior traslado a la Capilla. Certificar que la Candelaria va subiendo escalones de forma acelerada, ver como un paso de palio puede andar, lo que se dice andar, sin perder la compostura en ningún momento, para finalizar el Martes Santo, de la mejor manera que se puede hacer, viendo la decisión del misterio de la Bofetá a los sones de "En tu Buena Muerte".

El Miércoles ya está narrado, pero no puedo dejar el apunte que pesaba por mi cabeza...es un castigo a la situación que se vive.

Inicio de Jueves mezclado con la lluvia, para pasar después al clasicismo que aporta la Quinta Angustia, el Valle y Pasión, con la excepción de la alegría de la Hermandad de la Plaza los Carros.

Noche mágica vivida con el recelo que supone templar los nervios que ma asaltarán el día posterior, noche vivida en Silencio y observando la defensa del estilo de la calle Pureza. Observando la histórica túnica, que ahí se debe quedar, para formar parte de la historia.

Viernes distinto, experimental, Viernes rodeado de amigos, de capataces que siempre vi como lejanos y que por ese día fueron los míos, Viernes de tabla e incompresión, Viernes de satisfacción y de alegría, Viernes trianero y fenicio, Viernes que confirma que lo más bonito de este mundo es aprender y vivirlo rodeado de amigos, y por suerte puedo decir que me quedan muchos años de ambas cosas.

Sábado mezclado con lluvia y con Soledad, con la alegoría que representa la Trinidad y la ejemplar puesta en escena de los Servitas. Sábado marcado por una Anunciación que no permitió que la Soledad entrara a oscuras en su plaza para darle, lo que los puristas llaman, el broche de oro a la Semana Santa.

Y por último, mañana de SoL y de Resurreción, mañana que indica como terminaron esos siete días a los que tantos sueños dedicamos. Ya las desnudas parihuelas van de vuelta a frios almacenes para quedar guardadas en la eterna espera que esos hombres sufren para sacarlas a brillar de nuevo, hombres que nos estamos encargando de destrozar cada año el oficio más bonito del mundo, ser costalero...






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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como te ha "gustao" el término "fenicio" joío.

Es que los que te queremos sabemos bautizarte con sabiduría.

José Antonio dijo...

Ahora se hace un poco duro echar la vista atrás. Mi experiencia personal este año ha sido estupenda, me quedo con el Martes Santo que significó mi primera estación de penitencia en Sevilla tras la lluvia del año pasado. Y en especial subir la cuesta del bacalao con mi Cristo de la Sangre fue algo muy emotivo, si Dios quiere lo seguiré haciendo muchos años.

El Lunes formé parte de la cuadrilla del Palio de la Sentencia de Córdoba y en esta ocasión fue una grata sorpresa. Mucha gente y se trabajó muy bien, para ponerle el sobresaliente nos acompañó la banda de Alcalá de Guadaira.

Como espectador me quedo con el Viernes Santo y más concretamente con el Gitano de la Cava. Lo que viví con el Cachorro en la calle Castilla se quedará siempre en mi corazón. Más tarde asistí al derroche de hermosura y clasicismo de la hermandad de la O en su encierro. Recomiendo al que no lo haya visto pasarse por esta calle y asistir al paso de ambas cofradías, es muy tarde pero merece la pena.

No me gustaría terminar sin decir nada del Domingo de Ramos. Tenemos que estar los cofrades muy contentos de haber recuperado el Salvador.

Un abrazo a todos y a disfrutar de la primavera.

Anónimo dijo...

una semana santa intensa, por lo vivido, por lo visto, y por lo que hay que correr pa ver cofradias, pero sarna con gusto no pica.

gracias y un saludo

rafa-e